¿Han viajado en el STC Metro?
¿Han notado la precariedad de sus instalaciones?
¿La incompetencia de sus trabajadores?
¿El trato grosero de cajeras y personal de intendencia?
¿El valemadrismo con el que sus “Operadores”" trabajan”?
Pues nada de eso es suficiente, cuando de quejas se trata.
Tal vez, suene y/o parezca que quiero hacer leña del árbol caído, pero no, esta estrada esta mas bien dedicado a sus “Usuarios”; a esos tiernos “Cavernicolas”.
Toda historia tiene un comienzo y ese es este:
A mi como a todos un dia de perros lo hemos tenido, ya es tarde. El “Calvario” inicia al querer llegar a la estación del llamado “gusano naranja”, los microbuseros. ¿Acaso no les hacen un examen de manejo para otorgarles la licencia? ¿O cuanto cuesta pasarlo? Pero ese es otro tema; ya desde ahí, la gente trae una actitud que……
Al llegar a la estación (que pobre de ti si es una que sea muy recurrida) te encuentras una fila interminable de parroquianos, usuarios, necesitados de transporte -que ademas llevan incluso hasta mas prisa que tu- delante de una Taquilla donde la taquillera -obviamente- esta teniendo una “Conferencia Telefónica Tripartita”, motivo por el cual ni te oye, y se pone de malas porque la interrumpes, (como no, yo también me encabrono cuando tengo que trabajar en mis horas de platicas)-pinches antipáticas- te recibe el dinero y no importa si la saludas, no importa si tienes prisa, no importa si le dices “por favor” te atiende mas lento que el servicio de ambulancias en el DF, como si esto no fuera suficiente, te trata como si le pidieras regalado algo y te avienta el (los) boleto(s) y hasta el cambio; ahí es cuando pensé…¿Si no le gusta su trabajo, porque no renuncia? ahhh ya se, en su casa no hay teléfonos, ¿Donde hablarían?; después que te libraste de esa espera empieza lo mejor: Existen ocho torniquetes… solo dos sirven y uno es para tarjeta “exclusivamente” y el que sirve se atoran los boletos, el oficial que esta ahi (o platicando con la taquillera por que no hay teléfono), si no esta desayunando su torta de tamal y atole, platicando con su “parejita”, leyendo su sensacional de…(aqui pongan el oficio que mas les guste) o hablando por celular, le esta viendo las nalgas o las tetas a las chicas que pasan por ahi, nomas te ve luchando contra el chingado torniquete, le dices y como lo interrumpiste de sus “ocupaciones” te contesta: “-Pues rompe tu boleto y pásate por la garita” pero encabronado porque “la vieja” que estaba viendo se le fue. (Chin… a mi también)
Las escaleras mas sucias que el Azteca después de un partido, y los cabos de limpieza están en todo menos en la limpieza.
Llegas -si tienes suerte- sano y salvo al anden, ¿Y que ves? un chingo de gente, y pues a veces piensas:-”ojala venga vació”, aja, sueña… Llega hasta la madre de gente, unos descienden y es ahi donde realmente empieza la aventura porque en un vagón de donde bajan 5 suben 10, contradiciendo varias leyes de la física; ahí mismo te vas a encontrar “weyes” que es el termino correcto, no se me ofendan, que se quedan en la pinche puerta a estorbar nomas, otros que bien chingones como ya subieron ya no te dejan pasar, como cavernicolas en actitud de “yo gane cueva” tu quedarte afuera, se ponen duros como pito y se agarran del tubo para no dejar pasar (albur necesario para esa “finísima clase” de gente*), ya que estas adentro apachurrones, pisadas, y codazos es lo mínimo que te espera.
Si estas en un anden inicio de linea, el metro llega vació, la gente, incluyendo mujeres, (que raro) se avienta como si nunca se hubieran sentado en el metro(de nuevo*) y te avientan valiéndoles madre si eres mayor, si traes bastón, si traes niños, si eres niño, o lo que sea, les vale madre, todo sea por sentarse, pinches huevones han de estar muy cansados de dormir.
0 comentarios:
Publicar un comentario